8 Marzo 2010. Día 22

La llegada a Kompong Cham en bus es, sobretodo, inquietante. Creo que ya os he expresado mi sentir sobre que cualquier ciudad a la que llegas de nuevas es inquietante hasta que la haces tuya ... y si no, ahí queda eso.

Para mí Kompong Cham siempre será inquietante. Una ciudad ribereña, con poco atractivo en si misma, más bien destaca por sus alrededores y por ser centro logístico, ya que desde allí puedes salir a cualquier punto del país.

Existe un antiguo, pero reformado, faro francés al otro lado del río (en la primera foto se llega a distinguir, a la izquierda del puente) al cual se puede subir para poder ver la puesta de sol, se que más de un amigo mío no subiría en la vida .... eso del vértigo no lo llevan muy bien.

Y desgraciadamente para vosotros, en este post, he decidido no aburriros con más atardeceres ni amaneceres, por ahora .... por lo que os quiero mostrar mi visita (early morning, like always) a Wat Maha Leap, o parte de ella al menos.

Hoy, en Kratie (desde donde escribo y desde donde mañana parto hacía Ban Lung, dicen que existe un crater abierto por un meteorito lleno de agua cristalina .... allí creo que no tendré acceso a internet y el siguiente post habrá de esperar hasta que cruce la frontera con Laos, en un par de días ... no desesperéis),  ha comenzado a llover como solo sabe hacerlo en el sudeste asiático (y en España este invierno, por lo visto).

El sol, que se ha puesto (os niego la foto) bajo las nubes grisáceas, se torna anaranjado y se refleja en el amado/soñado/añorado a veces, río Mekong. 

El primer día de lluvias después de 4 meses de sequía, que por lo visto se ha hecho eterna. La temperatura ha bajado cerca de 5ªC y se ha quedado una tarde-noche que no se irá nunca .... Esto, unido a las palabras exactas (e inesperadas), en el momento adecuado (muchas gracias desde aquí),  me han hecho recordar que en algún sitio leí una vez que si uno no sigue sus impulsos de manera ciega es porque, en el fondo, no los siente, no cree en ellos, y al no realizarlos creo que uno pierde el círculo energético que genera cada acto convirtiéndose en uno más de los impostores que pueblan la tierra.

Y es ahora, cuando uno está solo por tanto tiempo que empieza comprender mejor la vida. La propia vida, al menos, o esa suma de memoria y anhelos que llamamos vida.

Es como si uno debiera alejarse para verla con nitidez. Hoy se que la imperfección es lo que nos mantiene vivos.

Ya lo dijo Camarón: " ... mi jaca la dejé suelta y a tu puerta fue a parar y es que lo que bien se aprende, nunca se puede olvidar, eso dicen los que entienden ..."

PS (revisando el post); Lo sé, cuando me ilumino ........ no tengo remedio.