14 Marzo 2010. Día 26

Y llegamos a Champasak ....

Champasak era un antiguo asentamiento de la realeza, yo si hubiese sido rey también lo hubiera elegido. A la vera del Mekong y situado frente a una isla de playas infinitas, se encuentra Champasak. La ciudad hoy en día no tiene más que la calle principal, pero en sus alrededores están los restos de la antigua ciudad, que realmente son impresionantes.

Del principio de la playa hasta la orilla anduvimos 10 minutos (y no exagero)

El Wat Phu Champasak demuestra lo que antiguamente significó esta ciudad dentro del reino de Laos.

Así que armándome de nuevo de valor (8 kms en bici de ida, más 1.400 metros de subida al monte, más 8 kms de vuelta ....) agarré la bici y bien prontito para evitar los calores me fui a conocer tremendo espectáculo.

Gracias a esto, en el camino me tropecé con J., con Pau, con Zoe y con Dolphine. Dos ibicencos, una holandesa y una colombiana, todos ellos con un perfecto castellano. J. y Pau viajaban juntos (agentes forestales de Ibiza) y Zoe y Dolphine iban por separado hasta que el día anterior hicieron grupo, conmigo ya eramos 5..... Así que hicimos panda y ya no nos separamos en dos días (pero esa es otra historia que ya contaré más adelante).

What Phu Campasak se encuentra en una cima de 1.400 metros de altitud que merecen la pena subir, son unas escaleras empinadas, angostas y en ocasiones destrozadas por el tiempo, así que con dos manos y dos pies, cual mono, allá que subimos los cinco.

La quema de rastrojos en la estación seca hace muy difícil hacer fotos de paisajes sin una densa niebla

   

Después de maravillarnos y disfrutar al ritmo laosinao de tan tremendo espectáculo, dejando a nuestras mentes alcanzar estados superiores de meditación (observese a Zoe en la foto), nos recompensamos con una estupenda comida, yo tomé ensalada de frutas, para coger fuerzas para la tarde.

J, Zoe y yo (Pau y Dolphine decidieron quedarse de siesta y lecturas) nos dirigimos, en bici de nuevo, a Dong Daen, isla situada entre las dos orillas del Mekong, isla de interminables playas, grandes baños compartidos con búfalos en el Mekong y gente encantadora deseosa siempre de saludar a los falangs (extranjeros en laosiano) que por allí se dejen caer. Ese día nosotros éramos los únicos. Y creo que no se suelen estirar muchos los extranjeros en conocer esta isla .... No saben lo que se pierden!

Así que otros 16 kms en bici por caminos perdidos entre poblados, entre risas y saludos de niños, cotilleos de madres y abuelas y miradas asombradas de los pescadores, para recorrer la isla de norte a sur y viceversa. Que por cierto llegar a la isla cuesta poco menos de 2$ en barcaza y el alquiler de la bici un día entero 1$.

Entre poblado y poblado, si podíamos acceder, nos dábamos un baño en el río, de aguas claras, transparentes (no cristalinas) y de una corriente de a razón de 2 metros por 3 segundos (calculado con método empírico)

La compañía a la hora de bañarse era muy dócil, y se dejaba fotografiar mientras no te acercaras mucho a ellos, pero una vez que nos metimos en el agua, nos dimos cuanta de que eran un poco curiosos con nuestras pertenencias ("personal bilonguis", grande Veneno), y más de una vez tuvimos que salir chapoteando y a voz en grito para que no se comieran las camisetas o estropearan las cámaras ...

La vida en la isla os la podéis imaginar, muy tranquila, la gente reunida bajo sus casas, niños corriendo por los caminos, los pescadores remendando redes ... todo con mucha paz y ningún ruido.

Y así acabamos bañándonos al atardecer en el río, habiendo disfrutado de un gran día y dispuestos, con las piernas y el culo doloridos, a disfrutar de una merecida cena a base de Lao Beer y de Lao-Lao (un vino de arroz realmente asqueroso)

PS: He de deciros que el anterior post se trataba de una AUTOCRÍTICA, por lo que llegué a hacer y ser en los siete años vinculados al sistema bancario español, pero veo que más de uno se ha ofendido, así que voy a contestar (a mi manera)

Los hombres de hoy son obligados a abandonar sus sueños porque son incompatibles con su existencia prosaica y así, como la aguja de una brújula apunta siempre al norte, el dedo acusador de las personas encuentra siempre a quien apuntar cuando se enfrentan a algo diferente. Miedo.

Y así se muestra en cada palabra, se intuye en cada una de ellas, una recriminación o más bien un perdón reticente, no acierto a distinguirlo y mucho menos a comprender que se habrá hecho para merecerlo.

Cuando la verdadera naturaleza de la vida es el sufrimiento provocado por los tres venenos de la mente, a saber: La Ira, La Ignorancia y el Apego a las cosas mundanas. Solo superando estos tres venenos es posible eliminar el sufrimiento. 

Y no quiero extenderme más por hoy. Sólo quiero dar las gracias a Fernando, que es uno de los pocos que supo leer entre líneas. Gracias Fer!

Os dejo con una foto de la pandilla (excepto Pau que no se donde andaría), podéis ver en primer plano a J, a su derecha a Zoe y finalmente (con un pañuelo) a Dolphine y con una foto de mi transporte desde Champasak a la Meseta de Bolaven