viernes, 28 de enero de 2011

miércoles, 19 de enero de 2011

Kirkland

Considero este mundo como un lugar en el que tengo que residir hasta que llegue la hora fatídica. No se donde iré entonces, porque no se nada.

Podría considerar este mundo una prisión, porque estoy obligado a aguardar en el; podría considerarlo un lugar de sociabilidad, porque aquí me encuentro con otros muchos.



No soy, o no me considero, ni impaciente ni vulgar. Dejo a lo que son a los que se encierran en un cuarto, echados en la cama donde esperan sin sueño; dejo a lo que hacen a los que conversan  en las salas desde donde la música y las voces llegan distorsionadas hasta mi.

A veces me siento a la puerta y embebo mis ojos en los colores y en los sonidos del paisaje, y respiro lento, para mi solo.


Para todos caerá la noche y llegará el abismo. Mientras, disfruto la brisa que me conceden y el alma que me han dado para disfrutarla y no me interrogo más ni busco.

En la vida de hoy, el mundo pertenece a los estúpidos, a los insensibles y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy con los mismos procedimientos con que se conquista el internamiento en un manicomio, a saber: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación.


Encaro, serenamente, sin nada más que lo que en el alma represente una sonrisa y siento con visiones claras lo fácil y "difácil" de este mundo.


Pero todo es un sueño. Nadie sabe lo que hace, nadie sabe lo que quiere, nadie sabe lo que sabe.

Visto en Twitter: "Ser poeta tiene que ser jodido, sintiéndolo todo tan fuerte ahí pum pum."