23 y 24 Marzo 2010. Días 35 y 36

Me despido de Vang Vieng, de su happy people, de su happy parties, de su happy way of life. Me despido del tubing, de sus arrozales, me despido porque se que no volveré. No de momento.

Para llegar a Luanprabang hay que atravesar una cadena montañosa que a mi, particularmente, me recuerda a la descripción incluida en el libro Jim Boton y los 13 salvajes (Michael Ende) de cuando Jim Boton tiene que atravesar la frontera con China para ir a rescatar a su princesa. A veces me asaltan unos recuerdos muy raros. Muy lejanos .... pero solo en el tiempo.

Luanprabang me recibe con olor a libertad, me recibe con la sensación de que debería de volver a su pasado y de establecerse como capital de Laos, sus calles limpias, sus templos relucientes al atardecer, su mercado infinito, la sonrisa de sus gentes, la confluencia de sus ríos, hacen de Luanprabang un lugar mágico, único e irrepetible.

Welcome Utopia (Bar & Restaurant)

Las calles de Luanprabang respiran un silencio ajeno a occidente, apenas circulan vehículos que no sean tuks-tuks o bicicletas de falangs. Su extensión la hace perfecta para pasear, la ciudad alberga más de 8 templos impresionantes, sus alrededores están repletos de cuevas, montañas, cascadas, rápidos ... etc. Su gente es sencilla, quiere escuchar cualquier cosa que quieras contarles sin mayor pretensión que la de conocerte.

La pega es que es cara. Cara comparado con el resto del sudeste asiático. Aquí no duermes por menos de 10$ la noche. Se nota la influencia francesa más que en otra ciudad de Laos.

La ciudad se presta para perderse en ella. Disfrutar sin guía alguna, dejándote llevar, perdiéndote, conociendo, disfrutando .... Take slowly. Less is more.

Tenía más cosas que contaros pero son las 23.33 y me echan del Utopia Bar .... mañana más ...