Cuando te embarques hacia ciudades de nombre extraño,
a descubrir las maravillas del mundo,
cuídate de topar con las sirenas.
No intentes evitarlas cambiando el rumbo,
porque navegues hacia donde navegues
más tarde o más temprano te encontrarás con ellas.
Mantente preparado entonces,
y en la fuerza y la ambición de tu juventud
no te consideres soberbiamente invencible.
Necesitarás mucha constancia para vencer su canto,
y muchos somos felices junto a ellas
y sus hermosos cuerpos y sus brillantes voces.
Pero considera si eso es a lo que aspiras,
a una vida de canciones y placeres,
o si pronto, ya sin nada que te salve, suplicarás silencio.
Que duro, que inmensamente complicado
es dejar atrás la bella voz de las sirenas ...
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